Después del año 2022 lleno de turbulencias en mercados financieros, expertos anuncian para el mercado en 2023, no es de esperar mucho. Es un año que estará marcado por el rumbo de la inflación y economía mundial. Aunque lo que va a pasar en los mercados sigue siendo un misterio y, con la situación económica actual, probablemente habrá graves consecuencias.
Analistas creen que lo peor aún está por llegar y que las acciones defensivas serán afectadas por la actual economía en 2023. Así como otros más optimistas, confían en que el segundo trimestre se recupere la actividad en los mercados y allá una pequeña pero significativa corrección de política monetaria.
Si no se realizan cambios significativos en el panorama geopolítico y económico, es muy probable que la escasez de combustibles fósiles persista hasta el siguiente invierno. Los suministros se han reducido.
Las principales causas de esta problemática son las perturbaciones en la cadena de suministro provocadas por la pandemia y la invasión rusa a Ucrania. Impulsando a largo plazo el crecimiento nacional y una deslocalización que requerirá de tiempo, disponibilidad e inversión.
La extracción de las cruciales tierras raras se ha externalizado a países con abundante mano de obra barata y regulaciones fiscales laxas. Así como habrá que replantear el abastecimiento de materias primas, en algunos países, hay un aumento de las inversiones en exploración. De no sé abastecerse de materias primas en su país, pueden dar lugar a un cambio en las alianzas comerciales.
Es improbable que esta baje en este periodo. Aumento en costos, desequilibrios entre la oferta y la demanda resultante del desmantelamiento de la globalización.
Los ciclos inflacionistas de los que se tiene registro muestran que terminan cuando los precios suben, teniendo por consecuencia un colapso de demanda. Es peor tratándose de energía y alimentos.
Los precios del petróleo se dispararon durante el primer semestre de 2022 como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, y se han mantenido volátiles durante el resto del año. Bajaron un 35% entre el 14 de junio y el 28 de noviembre, y los recortes de producción de la OPEP+ y las esperanzas de un resurgimiento económico en China impidieron que la caída se acelerara aún más.
En general, el sector tecnológico seguirá perdiendo en 2023, por la caída de la demanda de hardware, software y semiconductores. Además, el aumento de los costes de financiación y la contracción de la liquidez provocan un colapso de la financiación de las empresas, lo que provoca nuevos recortes significativos de las valoraciones en todo el sector, así como una oleada de pérdidas de empleo.
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