En México, uno de los delitos que han aumentado de manera exponencial, hasta convertirse en el segundo de mayor incidencia, apenas por debajo del robo o asalto en la calle o en el transporte público, lo constituye el delito de extorsión.
Representa, paradójicamente, el delito de menor denuncia, pues, de acuerdo con cifras oficiales, presenta una cifra negra del 97.9%, es decir, que de las 5’700,034 extorsiones cometidas, durante 2018(1), fueron denunciadas tan sólo 119,700.
Hablar de extorsión, en cualquier país de Latinoamérica, implica el referirse básicamente a tres distintas modalidades: el engaño telefónico, la amenaza telefónica y el llamado ‘derecho de piso’, en el cual, los delincuentes, exigen de manera personal y directa a sus víctimas cuotas periódicas a fin de garantizar su integridad física o la de su empresa.
En México, el derecho de piso poco se denuncia. La mayoría de las denuncias, por extorsión, están relacionadas con llamadas extorsivas.
Las modalidades de extorsión más recurrentes en llamadas telefónicas son:
Es preciso considerar que, en su gran e inmensa mayoría, este tipo de llamadas provienen desde un penal, en el cual, un recluso con un teléfono móvil, que no debería tener ni le debería funcionar por los supuestos bloqueadores de señal instalados en las cárceles, pero que, sin embargo, los tienen y les funcionan de maravilla, cometen este tipo de delitos.
Ante ello resulta fundamental el contar con:
Integrado a un sistema telefónico con agenda electrónica incluida, que nos permita capturar a nuestros contactos previamente (nombre y teléfono), para que al entrar la llamada, aparezca el número de teléfono que nos llama, de manera simultánea junto con el nombre de la persona a la que corresponde dicho teléfono. Si únicamente aparece el número y no el nombre, ello indica que la persona que nos llama no la conocemos, no forma parte de nuestra red de contactos y, lo más prudente, es dejar pasar la llamada a un segundo sistema dentro del mismo equipo.
En ella es importante que no se deje el típico mensaje de bienvenida acostumbrado: “Habla Ud. al 55-55-55-55 a casa de la familia Martínez del Campo, no nos encontramos, pero si le urge mucho, comuníquese al móvil 044-5555-555”. En ese mensaje únicamente se debe dejar el mensaje “Gracias por llamar, deja tu mensaje”, evitando proporcionar mayor información a quien llama. En el caso de damas que vivan solas, dicho mensaje es recomendable dejarlo con voz de hombre, pues constituye un factor disuasivo para personas que intenten molestar o eventualmente extorsionar.
El teléfono se debe contestar simplemente “¿Bueno?” Y si la persona desconoce el nombre de la persona con la que quiere llamar o comienza a divagar con los modus operandi extorsivos típicos, se debe colgar inmediatamente el teléfono y, si la persona insiste, dejar descolgado el teléfono por algunos minutos o incluso algunas horas para que desista en su intento.
Para profundizar en el tema y conocer de manera puntual los modus operandi extorsivos, las recomendaciones de los expertos en seguridad y los estudios que en torno a las extorsiones se han hecho, te recomendamos consultar:
Lee David. (2019). Cómo prevenir ser extorsionado. Manual de Seguridad para la Prevención de Delitos. Recuperado de http://manualdeseguridad.com.mx/seguridad_newsletter/19/como_prevenir_ser_extorsionado.asp