La salud financiera es una medida básica de la solidez de las finanzas de un individuo, se trata de aprovechar al máximo tu dinero día a día, lidiar con lo inesperado y estar en camino de un futuro financiero saludable. También puede verlo como un reflejo de su nivel de seguridad financiera. Dado que su salud financiera abarca todos los diversos aspectos de tu vida financiera, se compone de varios aspectos, como ingresos, gastos, ahorros, inversiones, deudas, calificación crediticia, y planificación financiera general. Otros factores que afectan tu salud financiera incluyen el costo de vida, la tasa de inflación y el nivel de seguridad laboral.
Tu salud financiera tiene en cuenta varios factores de su situación financiera personal (como tu patrimonio neto, puntaje de crédito, deuda, ahorros, fondo de jubilación, etc.) para dar una visión holística de lo preparado que estás para satisfacer diferentes necesidades financieras. En pocas palabras: tu nivel de salud financiera indica tu disposición a pagar las cosas de vez en cuando, esperadas o no.
Estar en buena salud financiera es una parte clave de tener buena salud en general porque el estrés que resulta de no estar en buena salud financiera puede conducir fácilmente a una enfermedad física real. Al controlar tu salud financiera y realizar controles periódicos sobre los aspectos vitales que lo afectan, puede manejar mejor el estrés financiero, acercarse a sus objetivos, y mejorar tu bienestar en general; es mucho más fácil mejorar otras áreas de tu vida porque no estás tan estresado por pagar tus facturas.
La mala salud financiera puede afectar mucho más que solo su billetera. El estrés del dinero puede afectar tu salud mental y física de varias maneras. Por ejemplo, los sentimientos negativos o ansiosos hacia tus finanzas pueden dañar tu vida social y tus relaciones, generar un enfoque deficiente si constantemente tienes dinero en mente y reducir la calidad del sueño.
Algunas personas sienten que la forma más fácil de lidiar con el dinero y el estrés financiero es simplemente evitarlo, haciendo cosas como no revisar tu cuenta bancaria regularmente o no leer las facturas a fondo. Pero la negación y la evitación cuando se trata de tus finanzas solo conducirán a un mayor estrés y pérdida de control sobre tu salud financiera a largo plazo.
Tomar el control sobre tu salud financiera significa que debes mirar algunos números, y es posible que no siempre te encante lo que ves, pero no puedes mejorar lo que no sabes. Aprovechar al máximo tu bienestar financiero comienza con el reconocimiento de tu posición actual para que puedas crear un plan para avanzar.
Uno de los primeros pasos para impulsar tu salud financiera y tu bienestar monetario, mental y físico en general es expandir tu educación financiera. Puede ser difícil presupuestar, mejorar tu crédito o tomar las mejores decisiones monetarias cuando no comprendes completamente por qué o cómo hacerlo. Una vez que te sientas familiarizado con los conceptos básicos de tus finanzas, vigila estas siguientes facetas para evaluar tu posición general en materia de salud financiera.
La educación financiera es la capacidad de comprender y utilizar una variedad de habilidades financieras, incluida la gestión financiera personal, la presupuestación y la inversión. También significa comprender ciertos principios y conceptos financieros, como el valor temporal del dinero, interés compuesto, gestión de deuda y planificación financiera.
Lograr la educación financiera puede ayudar a las personas a evitar tomar malas decisiones financieras. Puede ayudarlos a ser autosuficientes y lograr la estabilidad financiera. Los pasos clave para lograr la educación financiera incluyen aprender a crear un presupuesto, rastrear el gasto, pagar la deuda y planificar la jubilación.
Ten en cuenta tu situación financiera actual. Una métrica básica de tu salud financiera es tu patrimonio neto. Es simplemente el valor total de todos tus activos (incluyendo efectivo disponible, ahorros, inversiones, automóviles, viviendas, etc.), menos el dinero que debes (como tu préstamo hipotecario y la deuda total de la tarjeta de crédito). Agrega, resta y descubre cuál es tu patrimonio neto actual. Luego, establece una meta para aumentar tu patrimonio neto año tras año.
Escribe todos tus gastos básicos mensuales, como el alquiler o el pago de la hipoteca, los servicios públicos, los pagos del seguro (salud, automóvil, seguro de vivienda, seguro de vida, etc.), facturas de tarjetas de crédito y cualquier otro pago regular.
El siguiente paso es comparar tus ingresos con tus gastos. Cuando las personas se sientan por primera vez y miran sus ingresos frente a sus gastos, muchos se sorprenden al descubrir que viven mucho más dentro de sus posibilidades de lo que sabían.
Finalmente, escribir un presupuesto mensual con el que crees que puedes vivir y eso te hace avanzar hacia una posición de seguridad financiera más fuerte. Busca áreas donde puedas reducir tus gastos.
Quizás el mayor paso que puedes dar para mejorar significativamente tu salud financiera es establecer objetivos financieros y crear un plan financiero para alcanzarlos.
Para la mayoría de las personas, es prácticamente imposible llegar a la edad de jubilación con una seguridad financiera genuina, a menos que hayas generado y seguido un plan financiero que incluya poner dinero regularmente en inversiones como acciones, bonos o fondos negociados en bolsa.
Un fondo de emergencia no es un tipo específico de cuenta bancaria, pero puede ser cualquier fuente de efectivo que hayas ahorrado para ayudarlo a manejar dificultades financieras como pérdidas de empleos, facturas médicas o reparaciones de automóviles. Así es como funcionan:
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